viernes, 18 de noviembre de 2011

PETICIÓN UNESCO

PIDAMOS A LA UNESCO QUE CONCEDAN AL LATÍN Y GRIEGO QUE SEAN PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, PUEDEN FIRMAR EN LA SIGUIENTE PÁGINA:
www.petitiononline.com/heritage

Colores latini

COLORES LATINI

The following color entries are either nouns or adjectives.  Nouns will be distinguished by the fact that they have a gender "m."=masculine , "f."=feminine, or "n."=neuter.

Alb/us, -a, -um (albe)  blanco (dull white compared to candidus)
Albitudo, albitudin/is f.  blancura, white color
Ater, atr/a, -um  negro, oscuro (dull black compared to niger)
Aure/us, -a, -um (alusivo al oro)  dorado
Aurum, aur/i n. 
oro (el metal y el color)
Caerule/us, -a, -um
(also caerulus in poetry)  azul; azul oscuro, azul cielo, azul marino.
Caesi/us, -a, -um  azul metálico, azul gris; having eyes of this color
Candid/us, -a, -um (candide)  blanco brillante
Candor, candor/is m. 
blanco brillante
Can/us, -a, -um  white, grisáseo (usado frecuentemente para el pelo)

Croce/us, -a, -um (also crocinus)  of crocus(saffron); amarillo,dorado

Flamme/us, -a, -um  color de fuego; anaranjado,rojo-anaranjado

Flav/us, -a, -um  Amarillo oro, dorado, amarillo
Flavens, flavent-is (genitive) Amarillo, dorado

Fulv/us, -a, -um  Amarillo-café, tawny

Fusc/us, -a, -um (fusce)  negro

Lutum, luti n. 
yellowish mud, a plant used for dying yellow; the color yellow
Lute/us, -a, -um  amarilloso

Niger, nigr/a, -um (nigre)  negro
Nigror, nigror/is m. 
negro, oscuridad
Punice/us, -a, -um  púrpura profundo, crimson red
Purpure/us, -a, -um  púrpura, violeta

Ruber, rubr/a, -um (rubre)  rojo
Rubid/us, -a, -um (rubide)  rojo, reddish
Rubor, rubor/is m.  rojizo
Sanguine/us, -a, -um  of sangre,rojo sangre

Viridans, viridant/is (genitive)  verde
Virid/is, -is, -e (viriditer)  verde;verde pasto, verde marino
Viriditas, viriditat/is f. 
verdoso, color verde

viernes, 7 de octubre de 2011

Grammatica Latina pars prima

UNIDAD I

·       Introducción a la lengua latina. Nociones básicas de Lingüística

·       Breve historia de la lengua latina


HISTORIA DE LA LENGUA LATINA


1. EL LATÍN, LENGUA  INDOEUROPEA

E
l latín es una lengua de la “familia lingüística” conocida con el nombre de indoeuropea. Por familia lingüística se entiende el conjunto de lenguas que presentan unos rasgos básicos comunes en los distintos niveles o “sistemas” del lenguaje: fonológico, léxico, morfológico, sintáctico. Estas coincidencias atestiguan un origen común, en una época remota y una zona limitada, a partir de las cuales se producirán la expansión y la posterior fragmentación.

A la familia indoeuropea pertenecen el latín y la mayoría de las lenguas habladas en Europa, tanto en el pasado como en el presente, además de algunas de Asia meridional que se extienden por la zona que va desde la actual Turquía hasta la India. Se exceptúan el finés, el húngaro y el vasco.

El origen de esta “familia” se remonta a hace más de cinco mil años y se sitúa, según la teoría más aceptada, en una zona al norte del mar Negro, entre la desembocadura del Danubio y los montes Urales.


• Primera generación de lenguas indoeuropeas

Durante el segundo milenio antes del nacimiento de Cristo, la que podríamos llamar “primera generación” de las lenguas indoeuropeas aparece ya diferenciada en su mayor parte, y los pueblos que las hablaban se encuentran situados, o a punto de situarse, en sus territorios históricos. Unos pueblos lo hicieron en fecha más temprana, como los hititas de la Península de Anatolia (actual Turquía) o los aqueos, quienes protagonizaron a mediados del milenio la civilización minoica en la isla de Creta y la civilización micénica en la Grecia continental (el Peloponeso); otros pueblos lo hicieron en fecha más tardía como los portadores de la lengua latina, cuya entrada en la Península Italiana se supone no muy anterior al año 1000 a. C., coincidiendo más o menos con la invasión de los dorios en Grecia.

Algunas de estas lenguas resultantes presentan un mayor número de afinidades entre sí, lo que hace suponer que en un periodo intermedio los pueblos respectivos ocuparon un mismo territorio o territorios vecinos, y desarrollaron una parecida manera de hablar. De ahí que se distingan diferentes “grupos” de lenguas indoeuropeas, como las lenguas atestiguadas en la franja central de Italia -el latín, el osco y el umbro- o las atestiguadas en Asia -el llamado grupo indoiranio- o las distintas antiguas lenguas germánicas o eslavas.

• Segunda generación de lenguas indoeuropeas

Ya en época histórica, la mayoría de las lenguas indoeuropeas siguieron evolucionando lenta pero imparablemente, transformándose y fragmentándose, y dando lugar a las diferentes lenguas indoeuropeas modernas, que constituyen la “segunda generación” de la familia indoeuropea. Hubo, no obstante, algunas que no dejaron “descendencia”, al ser sustituidas por otras lenguas dominantes y luego olvidadas.

En algunos casos se conoce muy bien la lengua que ha dado origen a estas lenguas modernas, al conservarse su literatura (caso del antiguo indio, del persa antiguo, del griego, del latín); en otros casos, como el de las lenguas germánicas o eslavas, no se conserva ningún testimonio escrito de la primitiva lengua “madre” común.

• Parentesco léxico de las lenguas indoeuropeas

En conclusión, la “comunidad lingüística europea” tiene ya entre tres mil y cuatro mil años de historia; y su origen común, dos mil años más. El eslabón que une las lenguas románicas de España -castellano, catalán y gallego- entre sí y con el resto de esta vieja y gran comunidad es el latín.

Para apreciar los lazos de parentesco que unen a las lenguas derivadas del latín, basta hacer un muestreo con palabras de distinta clase -sustantivos, verbos, pronombres, preposiciones, etc.- y comparar los resultados en castellano o francés, junto a la forma latina de que proceden, con los de dos lenguas de otro “grupo” indoeuropeo, como son el inglés o el alemán.


2. ETAPAS EN LA EVOLUCIÓN DEL LATÍN

a. Latín preliterario

Es el latín anterior al II s. a. C., del que no tenemos más testimonios escritos que algunos textos antiguos, religiosos y jurídicos, copiados en épocas posteriores, y unas pocas inscripciones.

Fibula di Preneste (s. VII a.C.)
Encontramos la inscripción

MANIOS MED FHE FHAKED NVMASIOI: MANIVS ME FECIT NVMERIO

(Trad.) Manio me hizo para Numerio



Cippo del Foro (575-550 a.C.)
El texto contiene una ley sagrada, es decir, una ley acompañada por un juramento que amenaza con una pena a los violadores de un lugar, muy probablemente el mismo de la inscripción.


Éste es el contenido (sólo las palabras legibles): QUOI (qui) HON… SAKROS (sacer) ESED… REGEI (regi) KALATOREM… OIUXMENTA (iumenta) KAPIA… IOUESTOD (iusto).


Proveniencia: Foro Romano (Roma). Colección del Museo Nacional Romano. Sede de las Termas de Diocleciano.

Lapis Satricanus (finales del s. VI a. C.)

El texto fragmentario contiene la dedicación de un don votivo a Marte (Mamartei= Marti) y reporta el nombre de un cierto Publio Valerio que fue el primer cónsul suplente de la República, en sustitución de Collatino en el 509. Encontrado en la localidad dicha Le Ferriere, en los aledaños de Campoverde (antiguo Satricum), fue usado en los fundamentos del templo dedicado a Mater Matuta.

Texto: (...)VIEI STETERAI POPLIOSIO VALESIOSIO / SVODALES MAMARTEI.

Traducción: ... pusieron los compañeros de Publio Valerio a Marte.

Vaso di Duenos (s. VI a. C.)
Encontrado en Roma, en el valle entre las colinas Quirinal y Viminal en 1880. En la expresión Duenos med feced se creyó interpretar inicialmente el nombre del artesano creador del vaso (Duenos me fecit), mientras hoy se prefiere interpretar bonus me fecit: me ha fabricado una persona honesta. La interpretación es todavía controvertida, pero probablemente se trata de instrucciones para el uso del contenido, probablemente una poción mágica para conquistar el amor de una joven.

Cista Ficoroni (s. IV a.C.)
El nombre se debe a Francisco Ficoroni que la descubrió en un pequeño sepulcro en Preneste: se trata de un espléndido joyero cilíndrico de bronce, cincelado con escenas mitológicas. La inscripción sobre la cubierta nos dice que un artista de nombre Novios Plautios la fabricó en Roma y que una mujer romana de nombre Dindia Malconia la regaló a su hija.


b. Latín arcaico
Es el latín que se utiliza durante los s. III-II a.C., en los que Roma comenzó su expansión territorial, primero en la Península Itálica y después por el Mediterráneo. En esta época nace la literatura en lengua latina, con Apio Claudio el Ciego y Livio Andrónico. Desde el punto de vista lingüístico, la lengua carece de homogeneidad y difiere mucho según las fuentes literarias y las epigráficas, fuertemente arcaizantes. Se incorporan al léxico muchas palabras nuevas procedentes del griego. Destaca la obra literaria de los poetas Ennio y Plauto.

c. Latín clásico
Se llama así el latín que utilizan los autores literarios a lo largo del s. I a.C. hasta el primer cuarto de siglo del I d.C. Es la época de apogeo de las conquistas de Roma a lo largo y ancho de la Cuenca  Mediterránea y coincide también con la edad de oro de la literatura latina, en la que destacan figuras como Catulo, Cicerón, César, Tito Livio, Virgilio, Horacio, Ovidio. Los autores y los gramáticos ponen especial atención en fijar una norma que sirva como modelo imitable de lo que se considera “buen latín”.

d. Latín posclásico
En este periodo, que abarca el resto del s. I y II d.C., resulta difícil conocer con exactitud cuáles son los rasgos lingüísticos que presenta el latín, porque la lengua escrita ha alcanzado un grado notable de fijación. La distinción, por tanto, con respecto al periodo anterior se suele establecer en función de las peculiaridades de la literatura, en la que destacan autores como Séneca, Petronio, Tácito, Marcial, Quintiliano, Juvenal o Apuleyo. En cualquier caso, se aprecian ya en la época rasgos lingüísticos singulares, por ejemplo en fonética (la consonantización de la i ante vocal, la indiferenciación de la u consonante y la b.

e. Latín tardío
Corresponde al latín hablado y escrito desde el s. III hasta el final de la latinidad. Se entiende por final de la latinidad al momento en que deja de hablarse el latín, bien porque se ha impuesto otra lengua invasora, bien porque el latín ha evolucionado ya en las lenguas romances. Se trata, pues, de una transformación progresiva, muy relacionada con la fragmentación del Imperio Romano. Puesto que este hecho histórico afectó de manera desigual a los diferentes territorios, el concepto “final de la latinidad” no se aplica homogéneamente a todas las partes. El latín tardío, fuertemente marcado por su condición de producto escolar, presenta gran influencia de los modelos clásicos, pero también del latín vulgar y del latín cristiano. Es en este punto cuando san Jerónimo traduce la Biblia (Vulgata) al latín. También entre los siglos IV y VI se escriben las principales gramáticas latinas de la antigüedad (la de Donato y la de Prisciano). Los autores literarios más representativos son: Tertuliano, san Agustín, Claudiano, Ausonio, Lactancio, Amiano Marcelino o Boecio.

f. Latín medieval
El latín se utilizó como lengua franca en la Iglesia, la cultura, la cancillería e incluso el comercio a lo largo de la Edad Media, no sólo en los antiguos territorios del Imperio Romano, sino también más allá de esas fronteras. Es una lengua escolar, aprendida, distinta de la lengua materna. Aunque mantiene como modelo la lengua latina literaria del periodo clásico, es inevitable la influencia que ejercen en ella las lenguas vernáculas. Así, por ejemplo, se tiende a construir las oraciones en el orden de palabras de la lengua romance, se prefieren los complementos con preposición, se eliminan muchas irregularidades en los paradigmas, etc.

g. Latín renacentista
Se denomina así al latín que emplearon los humanistas de los s. XV y XVI. Frente a lo que ellos consideraban barbarie medieval, los hombres del Renacimiento pretendieron restaurar la pureza de la lengua imitando el uso que de ella hicieron los autores clásicos. Autores representativos de esta época son Valla, Erasmo, Nebrija o el Brocense.

h. Neolatín
Es uno de los nombres que recibe en latín que se utiliza desde el s. XVII hasta nuestros días. La creación literaria y el empleo de la lengua latina se reduce a círculos minoritarios, pero todavía siguió usándose hasta entrado el s. XX en algunos ámbitos científicos; de hecho durante estos siglos se publicaron en latín bastantes tratados de médicos (Galvani), botánicos (Linneo), astrónomos (Galileo), físicos (Newton) o filósofos (Spinoza), e incluso muchas obras de referencia en la escuela y universidad. Actualmente se siguen redactando en latín los documentos que emanan del Papa y la Curia Pontificia.

3. LAS LENGUAS ROMÁNICAS

• Origen
El origen de las lenguas románicas hay que buscarlo en ese latín “vulgar” tardío transformado y fragmentado, bautizado con la denominación de lingua romana rustica en un concilio del siglo IX (para diferenciarla de las lenguas “bárbaras”, por un lado, y del latín “culto”, por otro).

Fue este un proceso que podría calificarse de “metamorfosis”. Una parte importante del sistema lingüístico latino permaneció en todas las lenguas románicas. Pero hubo cambios (innovaciones y pérdidas) muy sustanciales que afectaron a los distintos aspectos de la lengua: pronunciación, morfología, sintaxis, léxico. El sistema se convirtió en otro, con diferencias también sustanciales entre las lenguas de los distintos reinos medievales. Estas diferencias fueron aumentando con el paso del tiempo hasta la fijación definitiva de las distintas lenguas románicas. Entre las muestras escritas que nos han llegado de este latín y las primeras de las diversas lenguas románicas (siglos VIII-X) hay todavía muy poca diferencia.

• Documentos más antiguos en lengua románica: siglos IX-X
Para el español, el testimonio documental más antiguo se fecha a finales del siglo X: son las famosas Glosas Emilianenses encontradas en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Se trata de traducciones de palabras y frases sueltas de un texto latino culto (en concreto, un manuscrito con sermones de san Agustín) a la lengua hablada en la Castilla primitiva.

• Primeras obras literarias: siglos X-XIII
Las manifestaciones literarias más antiguas en las principales lenguas románicas de la Península Ibérica son:

a)     Las estrofas en romance, entremezcladas con el texto árabe o hebreo, de las “jarchas” mozárabe (siglo X).

b)    El Cantar de mío Cid en el romance de Castilla (siglos XII-XIII).

c)     Las Cantigas en gallegoportugués (siglos XII-XIII).

d)    Las Homilies d´Organya en catalán (siglo XII).

e)     Las estrofas en romance, entremezcladas con el texto árabe o hebreo, de las “jarchas” mozárabe (siglo X).

A lo largo de la Edad Media, la similitud que se observa en muchos de los textos románicos primitivos, en los diferentes países que conforman la Rumania, va disminuyendo, a la vez que van remarcándose las diferencias, hasta llegar a fijarse gramaticalmente cada una por separado a partir del Renacimiento.

• Las lenguas románicas hoy
Las lenguas románicas se hablan en la actualidad en la Europa romanizada y en otros países del mundo, adonde llegaron con la colonización. Son las siguientes:

Lengua
Zonas de influencia
Hablantes nativos
Castellano (Español)
España, Hispanoamérica, presencia decreciente en Filipinas y creciente en EE UU
352.000.000
Portugués
Portugal, Brasil, Angola, Mozambique, archipiélagos de Madeira y Azores
170.000.000
Francés
Francia, sur de Bélgica, cantones occidentales de Suiza, Antillas, Canadá (Québec), países francófonos de África
72.000.000
Italiano
Italia
40.000.000
Rumano
Rumania
26.000.000
Gallego
Galicia
4.000.000
Catalán
Cataluña, Rosellón (Francia), Andorra, Islas Baleares, Comunidad Valenciana
4.000.000
Provenzal (Occitano)
Provenza (sureste de Francia)
3.000.000
Sardo
Cerdeña
1.500.000
Retorromano (Rético)
Alpes
40.000


4. ALGUNAS MODALIDADES DEL LATÍN
Como decíamos arriba, el latín no presenta tampoco uniformidad geográfica o social. Sin embargo, al tratarse de una lengua muerta, el estudio de las modalidades queda restringido casi exclusivamente a la información que nos ofrecen los textos escritos en esta lengua, por ser casi siempre los únicos testimonios de que disponemos.

Para nuestro estudio distinguiremos dos modalidades en la lengua latina: el latín vulgar y el latín cristiano.

Latín vulgar: bajo esta denominación se engloban las variantes en el uso de la lengua latina por parte de hablantes de escaso interés por la norma culta (aprendida en la escuela y en los modelos literarios) o con un deficiente conocimiento de dicha norma. El término “vulgar” resulta, de todos modos, polémico e impreciso, y se proponen alternativas como “latín familiar”, “latín cotidiano”, etc. Las fuentes para el conocimiento del latín vulgar son inscripciones, documentos no literarios, tratados técnicos, textos religiosos cristianos, testimonios de los gramáticos antiguos o la comparación entre las lenguas derivadas del latín.

Latín cristiano: es una modalidad del latín tardío (por tanto, diferente del latín clásico), que se empleó en los círculos cristianos del mundo romano. En este sentido no debe confundirse con el latín eclesiástico, que sería el latín usado por los estratos cultos y rectores de la Iglesia a lo largo de los siglos y cuya realidad culta permite asociarlo mejor con la evolución general de la lengua. Los primeros testimonios del latín cristiano datan de finales del siglo II. Su importancia radica también en la influencia que tendrán sobre el llamado latín medieval. En la formación del latín cristiano intervienen varios factores:

-      la influencia de la lengua griega, por el hecho de que todo el Nuevo Testamento se escribió en griego y porque, incluso en la misma Roma, el núcleo más importante de los primeros cristianos estaba constituido por personas procedentes de la parte oriental del Imperio, cuya lengua familiar era el griego;

-      la procedencia humilde de los primeros cristianos, que provocó unas significativas alteraciones de la sintaxis y el estilo;

-      el influjo de la Biblia, que se concreta estructuras sintácticas tomadas del hebreo del Antiguo Testamento y en la profusión de imágenes, símbolos y alegorías, de gran carga emotiva, típica de las literaturas orientales, que provocaron que el lenguaje latino se renovara con nuevas expresiones.


EL ALFABETO LATINO
A continuación se ofrece un cuadro con la representación gráfica de los fonemas latinos, es decir, el alfabeto, en su serie de letras mayúsculas y minúsculas:


Aa     Bb     Cc      Dd     Ee      Ff      Gg     Hh     Ii[1]      Kk     Ll      Mm  

Nn     Oo     Pp     QVqu[2]        Rr      Ss      Tt      V[3]u   Xx     Yy     Zz

Pero en las ediciones de textos latinos se pueden encontrar otras dos letras: j y v, que no existían en el latín clásico:

·       La j fue creada para representar gráficamente la i con valor consonántico (jam, Joannes). Algunas gramáticas la utilizan.

·       La u se creó para representar gráficamente la u con valor consonántico (uiuo, uia). A la par, se crea también la U mayúscula para el valor vocálico (Unigenitus). En las ediciones actuales es muy frecuente el uso de la u.

En latín hay diez vocales (a larga, a breve, e larga, e breve, etc.), más la y. Sin embargo, la cantidad larga o breve no se representaba gráficamente. Los filólogos crearon un procedimiento gráfico para diferenciar estas cantidades con el signo ¯ o ˘ sobre la vocal para indicar respectivamente larga o breve (ā / ă). Hoy, en algunos métodos de latín se ha optado por marcar sistemáticamente todas las vocales largas (cfr. Ørberg, Pavanetto).

En latín se incorporaron también palabras de origen griego, lengua que tiene algunos fonemas inexistentes en latín. Su adaptación a la lengua latina exigió la creación de los dígrafos ch, ph y th. Se pronunciaban como c, p y t más una leve aspiración.

Finalmente, en latín hay tres diptongos (au, ae y oe). Por influencia de los manuscritos han llegado hasta nosotros las dos grafías æ y œ para los diptongos ae y oe respectivamente.

En este curso vamos a usar la letra i tanto para vocal como para consonante, en cambio vamos a utilizar las letras u y v para vocal y consonante respectivamente, cuando son minúsculas. La u mayúscula siempre la representaremos V, sea vocal o consonante. No utilizamos las grafías æ y œ.

No marcamos la diferencia entre vocales largas y breves, puesto que en el latín tardío desapareció la cantidad, y en los textos del latín bíblico y cristiano casi nunca es relevante.

En cuanto a la acentuación, no hay agudas en latín (salvo pocas excepciones); por lo tanto, la acentuación será siempre grave o esdrújula.

Las partes de la oración en la lengua latina son ocho: sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción, interjección. De éstas son variables el sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo; invariables son el adverbio, preposición, conjunción e interjección.

El número es como en español singular y plural. El género en latín es masculino, femenino y neutro.

Las pronunciaciones de latín
Es importante saber que hay diferencias entre la pronunciación clásica de latín y la llamada pronunciación romana, que es la más difundida en la Iglesia católica.

A continuación se exponen dos cuadros, uno para vocales y otro para consonantes, con las peculiaridades de ambas pronunciaciones:


VOCALES



letra
PRONUNCIACIÓN
clásica             romana
a
ā
a
ă
e
ē
e
ĕ
i
ī
i
ĭ
o
ō
o
ŏ
u
ū
u
ŭ
y
ü
i
ae
ae
e
oe
oe
e

CONSONANTES


letra
PRONUNCIACIÓN
clásica                                     romana
b
b
c
k
k delante de a, o, u.
c delante de e e i.
d
d
f
f
g
g suave: Regina (Reguina)
g suave delante de a, o, u.
y delante de e e i: Regina (Reyina).
gu
gu: siempre se pronuncia la u.
h
No se pronuncia
i
i
k
k
l
l
m
m
n
n
p
p
qu
ku: siempre se pronuncia la u.
r
r
s
s
t
t
t
ts: ti + vocal, se pronuncia tsi: actio (actsio).
u
u
u vocal, v consonante.
x
ks
z
Para transliterar nombres griegos, se pronuncia como ts.
ch
kh
k
ph
ph
f
th
th
t
gn
gn: agnus.
ñ: agnus (añus).

EJERCICIO DE LECTURA
CORVVS ET VVLPES
Corvus in arbore sedens caseum in ore tenebat. Vulpes callida apparuit et: “Quam pulcher es! inquit, quam nitidae sunt tuae pennae! Sane, si vocem quoque pulchram haberes, avium rex esses!” Tum corvus, prae gaudio impotens sui, os aperuit et caseum emisit; quem vulpes arripuit et devoravit, dum corvus pudore confusus avolat.

Algunas diferencias entre el latín y el español.

1.      Como en latín no hay artículo, una misma forma, por ejemplo rosa, puede traducirse al castellano con el artículo definido la o con el indefinido una, según el sentido de la frase.

2.      Por lo general, en latín no se expresa el pronombre cuando hace oficios de sujeto del verbo, sino solamente cuando es enfático p habría de otro modo lugar a confusión: es, eres; inquit, dijo.

3.      El verbo se pone generalmente al fin de la proposición.

4.      El complemento de una palabra se pone frecuentemente antes de la palabra regente: Avium rex, pudore confusus. En latín el hipérbaton es mucho más usado que en castellano, y por lo mismo, hay mucha mayor libertad para colocar las palabras, siempre que en la inversión no perjudique la claridad.

La oración


Una oración es un enunciado que establece una predicación percibida como completa gracias a la asociación de varios sintagmas.[4]

La oración consta de dos elementos que se implican entre sí, cada uno desempeñando una función: sujeto y predicado.

Veamos ahora los diferentes complementos:


a)     complementos del nombre
Son funciones de los adjetivos o de otros grupos de palabras que califican a un sustantivo:

-      Leímos una novela interesante.

-      Un vecino del barrio pasea por el parque.

-      Juan el lechero saludó como todos los días.

-      La profesora felicitó a los alumnos que habían estudiado bien.


b)     complementos del verbo
Complemento directo: es un sintagma nominal (o una palabra o palabras que funcionen como tal) necesario para concretar el significado de los verbos transitivos:

La abuela regaló una pulsera a su nieta.

Complemento indirecto: es un sintagma nominal (o palabra o palabras que funcionen como tal) que señala el destinatario de la acción del verbo:

La abuela regaló una pulsera a su nieta.

Complemento circunstancial: es un sintagma nominal o un adverbio (o equivalentes) que señala las circunstancias en que se desarrolla aquello que expresa el verbo. Este complemento añade una información no estrictamente necesaria para la coherencia de la oración, que puede versar en torno a nociones como tiempo, lugar, modo, etc.

La abuela regaló con alegría una pulsera ayer a su nieta.

Complemento agente: es el sintagma con el que se presenta el agente de un verbo en voz pasiva:

El ladrón fue detenido por la policía.

c)     atributo y complementos predicativos
Algunos verbos llamados copulativos (ser, estar, parecer, etc.) sirven para atribuir un elemento sustantivo al sujeto. Por eso, este elemento se denomina atributo (normalmente un nombre o un adjetivo), se refiere siempre al sujeto y concuerda con él. Las oraciones con verbo copulativo y atributo no establecen una predicación, por lo que el atributo no es propiamente un complemento verbal, ya que no depende del verbo:

Aquella mujer es bastante tímida.

En el complemento predicativo, en cambio, se combina la predicación y la atribución. Se trata de un sustantivo o un adjetivo que modifica lo expresado por el verbo, pero concuerda con el sujeto de ese verbo o con su complemento directo:

Aquel ciervo pacía tranquilo en la pradera.

El ministro nombró embajadora a Isabel.

El orden de las palabras en latín

El orden de las palabras varía en latín (sobre todo del clásico) a las lenguas romances. Porque  el latín es más rico en morfemas gramaticales para expresar la función del sintagma al que pertenece una palabra: en consecuencia el orden puede ser más libre. En cualquier caso, hay un orden recto de las palabras, que para el latín clásico se resume en tres reglas:

-      el sujeto se suele situar al principio de la oración.

-      El adjetivo y los otros complementos del nombre se anteponen al sustantivo; los complementos del verbo se anteponen al verbo.

-      Las preposiciones preceden al sustantivo y las conjunciones a los términos que enlazan.

Ejemplo: ILLA MVLIER POETARVM LIBROS PVERIS LEGEBAT



[1] La i y la u se usaban a veces con valor vocálico (animal, sum) y a veces con valor consonántico (iam, uinco).
[2] La qu es un dígrafo, dos letras para un único fonema (igual que en español, lo mismo decimos de la “ch”).
[3] La V es simplemente una u mayúscula.
[4] Sintagma: la(s) palabra(s) que desempeña(n) una función, sea nominal, adjetival, verbal.  Ejemplo de sintagmas nominales:
El perro ladra.
El perro negro ladra.
El perro negro del patrón ladra.